martes, 19 de febrero de 2008

LA "HUMILLACIÓN" TAMBIÉN ES AMOR



El gesto de humillarse (del lat. humus "suelo", literalmente "echarse al suelo", "arrastrarse") y postrarse ante una autoridad (suficientemente importante para semejante gesto) se llamaba en griego προσκύνησις, porque literalmente se lanzaba un beso al mandatario con la mano (a veces el beso se dirigía a sus pies). Ya Heródoto (1. 134. 1-6) nos relata esta amorosísima costumbre entre los persas. En el bajorrelieve encontrado en Persépolis se ve al rey Darío (sentado en su trono) y a un embajador (el primero frente al rey) lanzándole un beso con la mano derecha ante su boca. ¡Qué ternura! Me pregunto lo que de verdad se le pasaba por las mientes al emisario en ese momento.
Para que os resulte más claro, aquí tenéis el fragmento del historiador griego describiendo la costumbre persa:
Ἐντυγχάνοντες δ΄ ἀλλήλοισι ἐν τῇσι ὁδοῖσι͵ τῷδε ἄν τις διαγνοίη εἰ ὅμοιοί εἰσι οἱ συντυγχάνοντες· ἀντὶ γὰρ τοῦ προσαγορεύειν ἀλλήλους φιλέουσι τοῖσι στόμασι. ῍Ην δὲ ᾖ οὕτερος ὑποδεέστερος ὀλίγῳ͵ τὰς παρειὰς φιλέονται. ῍Ην δὲ πολλῷ ᾖ οὕτερος ἀγεννέστερος͵ προσπίπτων προσκυνέει τὸν ἕτερον.
Cuya traducción es:
"Cuando se topan unos con otros en los caminos, entonces uno podría deducir si los que se encuentran son del mismo rango. Porque, en vez de saludarse el uno al otro, se dan un beso con la boca. En cambio, si uno de los dos es algo inferior, se besan en la mejilla, y si uno de los dos es de linaje mucho más humilde, postrándose en el suelo le hace la proskýnesis al otro."

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